Un escritor le pone mucho esfuerzo a los personajes, independientemente de su grado de importancia en la historia. Y, lo entiendo, puesto que éstos son las piezas más importantes de un libro, así como no se podría jugar al parchís sin fichas.
En la actualidad, carecen de personalidad, creyendo que así tienen mayor capacidad de aceptación en diferentes tipos de lectores. pero el carácter de un personaje debe ser fuerte, y que nos haga reaccionar. Los buenos personajes son aquellos que nos producen grandes sentimientos hacia ellos, ya sea de odio o de cariño. También es importante que podamos comprenderlos, aunque en su justa medida. Un personaje que sea tan comprensible que resulte infantil y escueto no serviría, así como uno de gran complejidad de mente, que nos haga parecer a los lectores estúpidos, tampoco acogería demasiado entusiasmo. A veces, esta aceptación del lector se toma demasiado en cuenta, de manera que terminan siendo estereotipados, y por lo tanto, careciendo de nuevo de personalidad.
Pero, desde mi punto de vista, lo más difícil a la hora de crear un personaje, son esos rasgos que debemos añadirles a esas simples pinceladas, para que la idea que tenemos sobre ellos en nuestra cabeza termine de realizarse. A veces llegamos a la conclusión de que no puede crearse un personaje sin haber creado antes la historia, y la historia antes que el personaje, de modo que nos metemos en un bucle sin fin que nos aleja de la realidad.
Los personajes son difíciles, ya que estamos creando a una persona, tarea que casi se llega a considerar de dioses.
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