miércoles, 22 de mayo de 2013

El por qué de mis intensas ganas de querer dominar el mundo.

Antes de comenzar, querría aclarar que los por qués de mi vida son algo serio. Y sí, ahora diréis vosotros que todo lo que pongo aquí es serio, y yo no tendré que hacer otra cosa mas que daros la razón. Pero, pese a todo esto, quería aclarar que este tema es más serio de lo que ya es serio el tema en sí. Válgase la redundancia, pero si lo explico de otra manera todo podría tornarse demasiado místico, y para eso vuelvo con mis clases de yoga.
Muchas personas me han preguntado a lo largo de mi larga y extensa vida, que de dónde procede mi afán por dominar el mundo. Los orígenes no están muy claros, principalmente porque aún no han sacado la película, pero haciendo acopio de valor, intentaré retroceder en el tiempo a ver lo que saco.
Supongo que todo empezaría cuando me tocó querer ser buena persona. Antes de que mi alma se corrompiese y posteriormente se la vendiese al diablo.
Desde bien chica, siempre intenté hacer del mundo un lugar mejor. Autodeclarándome naturalista, iba por la vida apagando luces, recogiendo mierdas del suelo, y, sobre todo, mi parte favorita, dando largas charlas a gente que ni me escuchaba sobre lo importante que era reciclar y cuidar el medio ambiente.
Un poco más tarde, también me obsesioné con tratar bien a las personas. Supongo que esto se debió porque en mi entorno, no familiar, pero sí cercano, había visto muchas personas que habían recibido maltrato, y sobre todo, rechazo. Me preocupaba porque nadie en mi clase se quedase sin quién jugar, intentaba que todo el mundo estuviese contento. Vamos, que era un dulce angelito bondadoso. O al menos lo intentaba.
Grande fue mi desilusión cuando comencé a perder esa inocencia adquirida de la niñez, y me dí cuenta de que no todo el mundo era como yo. Y ya no sólo una minoría, sino casi todo el mundo. Un duro golpe recibí al darme cuenta que el mundo era malvado. Y decidí que quería cambiarlo. 
Haría todo lo que estuviese en mis manos por mejorar el planeta. Al igual que siempre lo había hecho en un entorno más cercano a mí, decidí hacerlo a gran escala. No sabía cómo, pero quería aportar mi granito de arena al mundo. 
Ya, desde mi edad, siendo una completa ignorante, pero sabiendo un poco más que antes, sigo queriendo hacer todo ésto. Pero la edad no trae más que desventajas, y ahora veo claramente que el mundo no va a cambiarse por mucho que yo lo intente. Pero más vale hacer algo que nada. 
De todos modos, para no terminar martirizando demasiado mi mente, me mediqué inventando una fantasía, por así decirlo, en la que tomaba el mundo por la fuerza, y desde una supuesta maldad, lo volvía todo bonito. Y aunque así empezó, descubrí que me divertía mucho la idea con bromear sobre mi futuro dominio.
Y ya no hay nada más que contar.  

P.D: Mientras estabas leyendo la entrada he conquistado medio planeta. Ahora me toca tu parte. Cuidado.

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Ahora mismo no se me ocurre ninguna frase para obligaros a comentar. Cuando esté más inspirada lo intentaré, pero hasta entonces, sentiréis una fuerza interna en vuestro cuerpo que se querrá canalizar a partir de vuestras manos en un comentario.