viernes, 26 de julio de 2013

La dama del piercing — Capítulo Uno.

Parte uno: Formación de la comunidad.

Capítulo uno: Introducción.
Hace relativamente unos cincuenta silenios, lo que vendría a ser unas 208000 rupias en lenguaje moderno, en otro mundo mucho menos avanzado, sucedió una historia muy interesante de contar (aunque no lo sea de escuchar).
Para que todo sea compresible; comenzaré por el comienzo...
"El señor claro, 
arrepintiéndose de las fechorías que en antaño hizo, 
ha cambiado de profesión.
Para demostrar sus sentimientos, 
veinte piercings confeccionó, 
y a todos los representantes de la tierra baja, 
uno le regaló:
Tres anillos para los reyes elfos de orejas largas,
siete para los señores enanos de hachas malvadas.
Nueve para los hombres mortales, surgidos de la nada.
Un piercing para gobernarlos a todos. Un piercing para encontrarlos.
Un piercing para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la tierra de Mordur, donde se extienden las Aguas".
Este anuncio, este especie de poema con mensaje; recorría kilómetros extendiéndose de forma oral por boca de los trovadores de todos los lugares del mundo. los elegidos, acogían los piercings con gran entusiasmo, y se los colocaban en distintas partes del cuerpo. Cualquier ser viviente que pasaba por la calle y los veía, tenía que arrodillarse ante ellos. Esto hizo que sus egos fueran alimentándose rápida mente, de manera que ninguno de ellos pudo ver como, poco a poco, los piercing iban apoderándose de sus almas y llevándolas al otro camino -ojo, que no otra acera, su orientación sexual seguía siendo la misma. Aunque a lo mejor ahora que eran malos les gustaba otro tipo de juegos.
Todo ésto, sucedió hace bastante tiempo; por lo que no está demostrado si es verídico. Los elfos más longevos son los únicos que siguen recordando aqueloos tiempos, y difunden el mensaje. Pero; en algunos rincones apartados de la tierra baja, nadie escucha las historias. Y es en uno de ellos donde comienza nuestra historia: en Rabbiton.

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Ahora mismo no se me ocurre ninguna frase para obligaros a comentar. Cuando esté más inspirada lo intentaré, pero hasta entonces, sentiréis una fuerza interna en vuestro cuerpo que se querrá canalizar a partir de vuestras manos en un comentario.